RESEÑA DE LA SEMANA DE ORACIÓN 2019

Semana de Oración 2019

“¡Se llenaron todos de Espíritu santo!”


¡Ven Espíritu Santo!
Esta corta frase es quizá la que resumiría mejor lo que hemos vivido en esta última Semana de oración: La petición constante y fervorosa de la presencia del Espíritu Santo sobre nosotros. Podríamos decir -sin lugar a equivocarnos- que este fue el hilo conductor del mensaje, el leitmotiv que envolvió toda la predicación y todas las celebraciones que se hicieron en estos cinco días: ¡Ven Espíritu Santo!

El lema de la Semana era:” ¡Se llenaron todos de Espíritu santo!” (Hech. 2,4) y… damos fe de que el Señor escuchó esta petición y derramó su Espíritu sobre todos nosotros, tal y como nos decía la Palabra que nada más comenzar se proclamó:
“…aguardad que se cumpla la promesa del Padre, de la que me habéis oído hablar, porque Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo dentro de no muchos días” (Hechos 1,1-11) 
Además de esta Palabra de los hechos de los Apóstoles, fueron varios, los textos de los que el Señor se valió para hablarnos durante estos días, entre ellos: del Evangelio de San Lucas; la Anunciación (Lc1,26-38), y Los discípulos de Emaús (Lc24,13-33) y otros.

Pero empecemos por el principio:
Los días, del 5 al 9 de agosto, más de 75 personas acogimos gozosos la invitación del Señor a pasar este tiempo de estío con Él y con los hermanos. El lugar era el mismo de años anteriores: el convento de los PP. Dominicos en Torrente (Valencia).

Fue el equipo regional anterior el que empezó a gestar este retiro y fue a ellos, a los que el Espíritu Santo (sin duda) inspiró para que fuese D. Jorge Miró (actual Asesor Espiritual de la RCC en Valencia) el instrumento del que Él se valiera para dirigir esta Semana de Oración. El equipo actual simplemente recogimos el testigo.

En la presentación se hizo mención al lema de la pasada Asamblea Nacional “¡Ensancha tu tienda!” (Is 54,1) Y jugando un poco con estas palabras se dijo que se cumplía también esto entre nosotros, por el crecimiento del número de hermanos asistentes en esta ocasión. Pronto comprobaríamos que a medida que fueron avanzando los días, ¡también íbamos ensanchando la tienda de nuestro corazón!

En un retiro con las características de La Semana de Oración, no puede faltar ésta en sus distintas formas. Así no faltó la oración de: Alabanza; de Intercesión; de petición; de acción de gracias; sanación; oración personal; el rezo del Santo Rosario; el Ángelus…
Junto a la Oración, fueron la Eucaristía, la Adoración y la predicación diaria, los demás pilares esenciales en estas jornadas.
Respecto a la predicación; fueron diez las enseñanzas que impartió el P. Jorge (además de las homilías) y en cada una de ellas el Señor nos hablaba, nos interpelaba, nos confortaba, nos animaba, nos corregía, nos instruía…

Como en toda predicación hay palabras que el Espíritu Santo nos hace sentir con una fuerza mayor- aquellas que personalmente necesitamos escuchar y esto cada uno sabe cuáles fueron- pero sin duda hubo varias que a todos nos tocaron de manera especial y que al igual que hiciera la Virgen, se nos animaba a que también nosotros las guardásemos en el corazón. Estas son algunas de las frases que hicieron mella en muchos de nosotros.

“Tú eres mi Hijo amado: en ti me complazco (Mc 1, 7 – 11)”.
“Lo importante es tener la certeza de que Dios te ama”
“El Espíritu Santo habita en ti y hará tu vida nueva pero no con tu proyecto sino con el suyo”
“Recuerda que Dios existe y no eres tú. Cada mañana preguntar: Señor ¿qué quieres de mí?
“Déjate llevar por el Espíritu Santo y él te hará Santo con tu historia completa
“¿Estás dispuesto a que el Señor te cambie tu vida o quieres un arreglo?
“El Señor no te pone una tirita sino un trasplante”
“Es más importante lo que Dios hace en ti que lo que tú haces”
“La clave es tener a Jesús vivo y resucitado en medio de ti”
“El cielo no hay que ganarlo, ya ha habido uno que lo ha ganado para nosotros”
“Todo es don, todo es gracia”,
“No confundir la santidad con el perfeccionismo”
“La humildad es la puerta de la fe”
“Ser cristiano no es una exigencia sino un regalo”
“¿Hay algo en tu vida que le está diciendo no al Señor?”
“No se te ocurra corregir a nadie que no hayas perdonado, porque no lo corregirás con amor “
“La anunciación fue la mayor y más importante efusión del Espíritu Santo”

Y muchas más…y todas especialmente explicadas y servidas con amor.
Mediante la predicación, a la vez que se nos animaba a no desesperarnos ante las caídas ocasionales, se nos alertaba ante el peligro de que éstas, se prolongasen en el tiempo y nos decía el Padre Jorge en un momento dado:
No es lo mismo el no puedo, que él no quiero. Al no puedo, no le tengas miedo, Dios luchara por ti, al no quiero tenle pánico”.
Y nos alertaba de que si veíamos asomarse un; “no quiero en nuestro corazón” ¡Cuidado! Porque esto encendía un piloto rojo de advertencia y esto sí que era peligroso.

Ante nuestra historia cargada de caídas, mediocridades, desilusiones… escuchar como el Señor a través de la predicación nos repetía: “¡No te asustes! ¡No tengas miedo! ¡Invoca al Espíritu Santo!” fue un bálsamo para muchos de nosotros y aprender a diferenciar y poner cada situación de nuestra historia en su lugar -con palabras asequibles y a la vez con gran sabiduría- fue también un gran regalo que El Espíritu Santo nos hizo a través de la predicación.
Nos invitaba el P. Jorge ha pedirle al Espíritu Santo que iluminase nuestra historia con su luz para que nos ayudara a tener una mejor perspectiva (sobre todo para discernir en los momentos de oscuridad, y cuando hubiera “nubarrones”) Para esto nos sugirió el poder recordar y anotar con nombres y fechas el paso de aquellos “ángeles” que en un momento dado habían irrumpido en nuestra vida, y quizá, cambiado el rumbo de nuestra historia -como le sucedió a la Virgen María con el anuncio del Ángel Gabriel-. Estos “ángeles” podían ser quizá un hermano de la comunidad, un familiar, o podría tratarse simplemente de una persona desconocida que en un encuentro casual te dio la palabra adecuada, el consejo oportuno…

Otra sugerencia fue la de hacer un calendario festivo de nuestra vida con el señor “¿En qué momentos concretos habíamos sentido su presencia en nuestra historia”?
También era importante Hacer una lista de impotencias y decir como la Virgen “Hágase”. Decirle al Señor: “te entrego mis impotencias...mis planes…” en un abandono total y se nos invitaba a presentarlo con humildad - sin caretas-, ante la presencia del Señor en la Adoración Eucarística.
El jueves por la tarde tuvimos la oración para pedir una nueva Efusión del Espíritu Santo. Previamente ya habíamos recibido las enseñanzas sobre lo que significaba la Efusión y sus efectos: los dones y carismas; los frutos etc. y… el Señor cumplió su promesa, tal y como nos decía en su Palabra:” ¡Se llenaron todos de Espíritu santo!”

Finalizado el retiro nadie parecía tener prisa por despedirse, nos costaba separarnos. Habíamos vivido unas jornadas especialmente fraternas y esto ya era un fruto del Espíritu Santo, pero había que bajar del “Tabor” y compartirlo a los hermanos.
Damos gracias al Señor por habernos llamado estos días a estar con Él y también a nuestra Madre María por su cercanía y maternal intercesión.
Agradecer también de corazón a varios hermanos sacerdotes que nos acompañaron y se pusieron a nuestra disposición con total generosidad. A la comunidad de los Padres Dominicos por su acogida, y asistencia. A los hermanos del ministerio de música; de intercesión; de liturgia; de orden; acogida y a todos los hermanos en general que se volcaron en hacer la convivencia más agradable a los demás. Y… muchísimas gracias al P. Jorge Miró por su infatigable entrega y generosidad y especialmente por mostrarnos un camino certero para nuestro crecimiento y conversión: Invocar todos los días y para cada decisión grande o pequeña que tomemos, la ayuda del Espíritu Santo; ¡Ven Espíritu Santo! ¡Ven sobre tu Iglesia! ¡Ven con poder sobre todos los hijos de Dios! ¡Te necesitamos!

Dori Vidal.
(Miembro del Equipo Regional de Levante)